Falopio era uno de los más activos colaboradores de Lagún. Sus artículos llevaban demasiadas razones y verdades para entenderlos. Era y es de Amurrio. A sus 20 años en 1969, ya escribía "duro".
"Sabemos que hoy en día existen gran cantidad de trabajadores que emigran de un país a otro. españoles a Alemania, italianos a Suiza, portugueses a Francia, etc. También sabemos, porque nos lo dice la prensa, que la emigración es una gran ayuda a la economía nacional, porque aumentan las divisas extranjeras.
"Digamos en primer lugar que la emigración se produce cuando "un país crea tan pocos recursos que sólo puede subsistir eliminando gente" (de "Problemas del desarrollo"). Sin embargo, la gente no es una mercancía de la que uno se pueda evadir así como así. Esa gente son personas, seres humanos, hijos de Dios.
"En segundo lugar, vemos que "los hombres eliminados no son ciudadanos elegidos al azar. El país no es diezmado. Sólo están obligados a emigrar los pobres". (de "Problemas del desarrollo", de Editorial Nova Terra). Así, gracias al sacrificio de los más necesitados, se benefician los menos necesitados. En definitiva, el país emigrador se niega a sí mismo, puesto que elimina a sus ciudadanos.
"Hemos dicho que la emigración se produce cuando faltan recursos en un país. La forma de crear estos es invertir. Invertir dinero para crear empresas. Pero veamos por qué el dinero ganado con los sudores de los emigrantes no contribuye directamente a mejorar la situación. El dinero que el emigrante manda no está dedicado a la inversión en empresas. Este dinero se manda para que la mujer y los hijos suyos puedan subsistir. Por lo tanto este dinero no se dedica a la inversión sino al consumo. Y por esto es por lo que no contribuye directamente a mejorar la situación.
"Juntemos a todo esto el gasto que supone crear escuelas, hospitales, centros profesionales, para que unos jóvenes puedan crecer sanos y formarse para trabajar... en el extranjero. Y pongamos ahora en una balanza los pros y los contras de la emigración, añadiendo una buena dosis del desprecio que sufren los emigrantes en el país que los acoge".
Aquel chaval del pueblo ya lo explicaba claro. Y no se le hizo caso. Así nos va. Y la historia se va a volver a repetir... en nuestras carnes!
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