El busto en piedra de D.Lucas Rey creo que fue el primero que se colocó en Amurrio en la calle... y permaneció décadas en el edificio del Ayuntamiento, en la fachada a la derecha y junto a la entrada de la escuela de "niños". Casi al tiempo de editarse este artículo en Lagun nº 5 de setiembre 1970, al menos un grupo escolar y una calle importante le han dado más "gloria".
"Don Lucas ya es en nuestra Villa una figura de leyenda. Además Amurrio le ha rendido dos veces un merecido homenaje. Está aún reciente el nombre que lleva el grupo escolar y que se ha inaugurado en verano.
"Yo que soy aún joven, por la gracia de Dios, he oído hablar mucho de D.Lucas. Comentarios tiernos y elocuentes que salen de las bocas de hombre maduros: aquel sí que era un maestro!... Don Lucas era todo un hombre.
"Ahora comienza el curso escolar y se llenan las escuelas de avecillas intrépidas y numerosísimas. Parémonos a reseñar aquella figura señera que todos los días entraba por las puertas de las escuelas del ayuntamiento.
""EL BURGALES: D. Lucas era burgalés. Hombre huesudo. Figura esbelta y bigotes a la moderna. Hombre de temple. Siempre en su puesto y con un corazón de niño. Ternura entrañable. Cuentan quienes lo presenciaban, que el canto del himno nacional, cuando la bandera era izada le corrían lágrimas de emoción por sus mejillas. Era todo un patriota en el mejor sentido de la palabra. Cuando esxplicaba la historia de España, sus dedos parecían palillos de tambor. Parecía que la llevaba dentro y la emoción se la sacaba fuera.
"EL MAESTRO: Para D.Lucas, la clase no terminaba a las cinco de la tarde. Siempre estaba enseñando. Sus discípulos le interrumpían en su casa para preguntarle sus dudas. La naturaleza le gustaba con delirio. Pero también le gustaba el progreso. Sus discípulos llegaron a conseguir pilas de linterna con los elementos químicos a su alcance. Un buen discípulo suyo dominaba el álgebra.
"EL HOMBRE DE FE: D. Lucas era profundamente religioso. Aquel caballero intachable, el de la triste figura y tiernos bigotes, preparaba a sus discípulos todos los sábados con un exigente examen de conciencia, hecho en la escuela, para las confesiones en la parroquia. Enseñaba catecismo, sólo con su presencia, dentro y fuera de la escuela. Era inflexible para la honradez de sus discípulos. Le gustaba la verdad desnuda. Las pescas que hacía a sus discípulos en la calle o cuando les veía fumar o blasfemar o faltar a la educación a alguna persona mayor, eran castigadas en la escuela severisimamente.
"DISCIPULOS TRAVIESOS: También D.Lucas supo de esta clase de alumnos. Tanto así que en un rato de esos que el profesor relaja su tensión educativa, se durmió y este fue el momento en que un discípulo atrevido le cortó las puntas de sus bigotes. Todavía vive el discípulo, y él puede contar lo que después ocurrió.
"Este era D.lucas. El burgalés amurriano que se quedó dentro del corazón de Amurrio para siempre. Adorable maestro que no puede morir al comienzo del curso. Su sombra sigue hoy acariciando a los niños que hoy entran por esa puerta de la Escuela Nueva".
Aunque el artículo no lleva autor, y yo ya estaba en la mili y nada pude aportar a este número, apostaría que lo escribió Felix Núñez, quien años después dedicaría uno de sus varios libros a Don Lucas Rey.
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"EL MAESTRO: Para D.Lucas, la clase no terminaba a las cinco de la tarde. Siempre estaba enseñando. Sus discípulos le interrumpían en su casa para preguntarle sus dudas. La naturaleza le gustaba con delirio. Pero también le gustaba el progreso. Sus discípulos llegaron a conseguir pilas de linterna con los elementos químicos a su alcance. Un buen discípulo suyo dominaba el álgebra.
"EL HOMBRE DE FE: D. Lucas era profundamente religioso. Aquel caballero intachable, el de la triste figura y tiernos bigotes, preparaba a sus discípulos todos los sábados con un exigente examen de conciencia, hecho en la escuela, para las confesiones en la parroquia. Enseñaba catecismo, sólo con su presencia, dentro y fuera de la escuela. Era inflexible para la honradez de sus discípulos. Le gustaba la verdad desnuda. Las pescas que hacía a sus discípulos en la calle o cuando les veía fumar o blasfemar o faltar a la educación a alguna persona mayor, eran castigadas en la escuela severisimamente.
"DISCIPULOS TRAVIESOS: También D.Lucas supo de esta clase de alumnos. Tanto así que en un rato de esos que el profesor relaja su tensión educativa, se durmió y este fue el momento en que un discípulo atrevido le cortó las puntas de sus bigotes. Todavía vive el discípulo, y él puede contar lo que después ocurrió.
"Este era D.lucas. El burgalés amurriano que se quedó dentro del corazón de Amurrio para siempre. Adorable maestro que no puede morir al comienzo del curso. Su sombra sigue hoy acariciando a los niños que hoy entran por esa puerta de la Escuela Nueva".
Aunque el artículo no lleva autor, y yo ya estaba en la mili y nada pude aportar a este número, apostaría que lo escribió Felix Núñez, quien años después dedicaría uno de sus varios libros a Don Lucas Rey.
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