"Hace poco tuvimos la oportunidad de desplazarnos a Llodio para escuchar a varios representantes de lo que hoy constituye la nueva canción vasca. Fueron los Lertxundi, Iriondo, Lete, Irigaray, Laboa y el Grupo Oskarbi, por parte de EZ DOK AMAIRU y junto a éstos el dúo Natxo eta Itziar y nuestro paisano Xabier Latorre con su txistu, quienes nos ofrecieron lo mejor de su repertorio.
"¿Qué es hoy la canción vasca representada por estos jóvenes? Es en primer lugar música enraizada en lo más puro de nuestro folklore y en segundo lugar letras que nos hablan de muchas cosas. Pero es mucho más. Es música interpretada por cantantes que cantan para el pueblo y por eso no se han "comercializado". Es una nueva forma de aparecer en el escenario, rompiendo con la forma clásica del "cantante-vedette". Es hacer sentir algo dentro de todos los que lo escuchan.
"Sus letras no nos hablan ni de amores rosas, ni de "sa,la,la,la,la,oh,oh,oh". Nos hablan de las penas del baserritarra de la ribera navarra, de los ideales juveniles, de un enfermo que sufre, de un hombre que trabaja y hasta de los negros de EEUU.
"Su música no se consigue con grandes arreglos musicales, sino con simples guitarras y buenas voces. Guitarra y voz unidas íntimamente a la letra para formar algo más que una canción. Para ser la expresión viva de un sentimiento que compromete al que canta y compromete al que lo escucha, porque de lo que no cabe ninguna duda, es de que la nueva canción vasca es una llamada a la conciencia de todos y así nos lo dice Xabier Lete en su "Euskalerri nerea":
"Egun bakoitzak badu bere zer egiña
justizizko bidea denontzat berdiña.
Danon artean izanikan ezin ukatu gure lenikan.
Illumpetako jarduna eriotzak pakez beteko duna"
"Cada día trae su quehacer
camino hacia la justicia
igual para todos.
Sintiéndome uno más,
no puedo negar mi esfuerzo.
En este trabajo entre tinieblas
que la muerte llenará de paz."
Llodio nos tomaba claramente la delantera en esta cultura. Pero, bienvenida fuera, porque también la compartíamos. En mi humilde opinión, este colectivo fue realmente el padre de la nueva canción vasca.
Ez Dok Amairu
Ez Dok Amairu fue el nombre de un movimiento cultural vanguardista que entre 1966 y 1972 se dedicó a recuperar la castigada cultura vasca y renovarla. Surgido dentro de la Euskal Kantagintza Berria (nueva canción vasca) y compuesto fundamentalmente por cantantes y escritores en euskera,
incluyó también otras disciplinas. La canción constituyó un medio para
lanzar mensajes nuevos de esperanza, justicia, paz y libertad. Se trató
de crear una nueva identidad, denunciar las injusticias, expresar la
necesidad de crear una conciencia de pueblo, transmitir esperanza y
acercar la literatura al pueblo. Como la canción era el medio para
difundir el mensaje, los festivales se convirtieron en pretexto para que
la gente se reuniera.
Además de las características culturales contenía elementos políticos y sociales reivindicativos en plena época franquista. Su desarrollo coincidió con movimientos similares en otras zonas de España, como es el caso de Els Setze Jutges dentro de la Nova Cançó en Cataluña o el Manifiesto Canción del Sur, en Andalucía.
El nombre del movimiento lo propuso Jorge Oteiza en 1965 basándose en un cuento popular vasco San Martinen estutasuna (el apuro de San Martin), recogido por Resurreción Mª de Azkue, que concluía con la frase "Ez dok amairu" (traducción literal no hay trece) que significa que no hay maleficio,
que se había roto el maleficio del trece. El sueño de Oteiza era el de
unir todas las disciplinas con el fin de recuperar la castigada cultura
vasca. El ámbito musical fue donde mejor se asentó.
En 1970 el grupo presentó el espectáculo Baga biga higa sentikaria, una propuesta que supondría un cambio significativo, tanto estética como musicalmente, en la nueva canción vasca.
En 1971 Benito Lertxundi sacó un disco con el título de "Ez dok amairu" en las que estaban las conocidas canciones "Zenbat Gera" y "Urak dakarrena".
El grupo se disolvió en 1972, cuando la dictadura estaba finalizando.
Desde entonces varios de los miembros han seguido su propio camino y se
han convertido en referencia en la música y cultura vascas.
En 2003, la 13 edición de la Korrika homenajeó al grupo y la canción de ese año fue realizada por Mikel Laboa.
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