Erre que erre, al tema del euskera y de la ikastola ocupó muchas horas y páginas de aquel humilde pero trabajado Lagun. Esto lo escribió Joseba, un colaborador habitual y polivalente.
"He leído en la revista anterior un artículo dedicado a la creación de una ikastola, es decir, una escuela en que se reparten las mismas enseñanzas que en las demás, sólo que en euskera.
"A propósito de esto, me parece interesante resaltar un par de puntos que creo contribuyen a aclarar un poco la cuestión.
"En primer lugar, para nadie es un secreto que en Amurrio el euskera no se habla apenas. En el supuesto de que la creación de la ikastola culmine felizmente, creo que los niños que a ella acudiesen, tendrían una gran pega y ésta sería que oirían hablar en casa un idioma y en la escuela otro, con el consiguiente perjuicio para ellos traducido en un retraso en los estudios.
"Sería pues conveniente que los padres interesados en mandar a sus hijos a esta ikastola, fuesen aprendiendo el euskera poco a poco. Para eelo sería conveniente comenzar ya -mientras lo de la ikastola se aclara- con unas clases de euskera para jóvenes (hay muchos que lo están deseando una vez que han visto cómo funcionan las de llodio y Areta) y también para mayores.
"Puede que los padres de los futuros vasco-parlantes, crean que no están ya para trotes; es decir, para aprender euskera pero esto está precisamente en relación con el segundo aspecto que yo quería tratar.
"El euskera no debe ser entendido como "algo que no debe morir" ni tampoco como algo que debe "conservarse", sino algo con que expresarse. No debemos decir que hay que fomentar el euskera porque es un patrimonio de nuestreos antepasados. Si sólo fuese esto, lo mejor que podríamos ahcer es grabarlo en discos y meterlo en un museo para que lo admiren las generaciones venideras. El euskera, como tal idioma, es la forma de expresión de un pueblo, es decir una necesidad del mismo. O se entiende así o no se entiende, porque de la otra forma no nos vale para nada. Por esto mismo es por lo que los padres que manden a sus hijos a la ikastola "porque hace bonito" o para "fardar" sin que ellos se preocupen de aprenderlo, lo único que conseguirán será que sus hijos atrasen con sus estudios en la escuela el equivalente a un curso académico"
Artículos como éste, algo empujaron. Yo mismo, padre recién estrenado en 1975, me inicié en las clases nocturnas del Instituto.
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